sábado, 22 de octubre de 2011

Van la Duquesa de Alba, un sueco en triquini y Lorena Bobbit y...

Resulta que las peluquerías son un pozo de anécdotas. Qué cosa más curiosa.

A priori te puedes esperar que sea un momento superaburrido e, incluso, con un punto chungo. Esas tijeras, esas navajas de barbero...

Es que esas navajas...yo creo que las tienen sólo para acojonar al personal.

Señores peluqueros. dos puntos. En el siglo XXI tiene que haber manera de cortar las patillas a un cliente si necesidad de que se le pase por la cabeza que debería haber hecho testamento antes.

¿Y si la chica/o tiene un mal día?. ¿Y si se ha bebido tantos cocacolos que su pulso serviría, sin accesorios, para hacer mayonesa a pulso, juntando huevo y aceite entre sus manos?.

Que el novio/a puede que le encuentre su utilidad, pero a mí se me ponen los pelos de picos pardos. No pensando en la utilidad para el novio/a, sino en lo otro. Ojo.

En fin. Que cada vez que voy no puedo evitar acordarme de Reservoir Dogs y esa peazo de oreja cercenada. Que la gente tenemos nuestros malos días y uno nunca sabe cuándo el peluquero/a puede haber encontrado a su novio/a en la cama con el Orfeón Donostiarra o cuándo puede haber recibido una carta de Hacienda donde se le indicase que, buen intento, pero que no cuela desgravarse las facturas por depilación de ingles brasileñas en en Centro de Belleza...y que van a revisar hasta el último recoveco del recto para buscar más 'fiscalidad imaginativa de la Señorita Pepis'.

Y, claro, en una de esas puede decidir cortar por lo sano. Ñaka. Oreja de cerdo para la cena.

Sin embargo la navaja no es el único peligro que uno se encuentra en estos sitios. No no. Resulta, fíjese usted, que puede morir no sólo acuchillado como un gorrino en su San Martín, sino que hay muchas más maneras: de aburrimiento (recuerden mi hora de espera, cuando me metamorfeé en mueble en un post anterior), por quemaduras de tercer grado con un secador, que ya contaré en otro momento, intoxicado cual gorrión sobrevolando Madrid....o incluso ¡¡¡de placer!!!.

Me voy a centrar en estas dos últimas cosas. Es decir: 'Cómo morir intoxicado en una peluquería y subir al cielo, en dos sencillos pasos'.

A un buen amigo y cliente le pasó. Le sucedió una cosa muy curiosa. Para intentar evitar que este post le cueste un divorcio o, polejemplo, que su mujer se haga peluquera sólo para aprender a manejar la navaja esa de cercenar cuellos (o lo que pesque más a mano, ¡Dios mío!), voy a mantener el economato del susodicho.

Y si quiere que esto siga así, más vale que me compre mucho mucho. Ejem. Que el chantaje es una de las más bonitas tradiciones españolas. Y yo soy mucho de chantajear. Sé dónde vives, le tengo echado el ojo a tu perro, sé qué número calzas y todas esas cosas. Ya saben.

Pongámonos en situación. Una escena típica. El chico entra a cortarse el pelo en una academia de peluquería y por ir aprendiendo las costumbres para cuando terminen el curso, las chicas deciden sacar matrícula de honor en la asignatura más importante: pasar olímpicamente del cliente durante mucho, pero que mucho, rato. Un sobresaliente alto, rozando la matrícula de honor. Las desgraciadas.

Para más inri, era el único hombre en la sala. Que en una peli porno suele ser preludio de cienes de enseñanzas interesantes (raramente aplicables en la vida real), pero que en una peluquería significa que te van a ir dando mucho, pero de otra manera.

Este chico en un trozo de pan, he de puntualizar. Así que, como yo, decide esperar a que le hagan caso.

Hasta que se da cuenta de que va a morir en breve.

Y es que las aprendizas de peluqueras debían tener una Asignatura Optativa extraña, junto con las más tradicionales que paso aquí a enumerar:

- Cómo dejar las patilla completamente distintas y explicarle al cliente que es que tiene las orejas a distinta altura (esto lo he vivido).
- Qué significa "cortar dos dedos". No se sabe de ningún caso de aprobado en esta asignatura.
- Qué significa "cortar las puntas". No aplicar BAJO NINGÚN CONCEPTO en las relaciones personales.
- Utilidades del papel albal más allá de envolver y bocata de mortadela.
- Cómo conseguir llenar las orejas de pelos sin que se note que se hace a mala leche.
- Qué copón es el color 'Violín'.

Y otras muchas que iremos descubriendo.

Pero en este caso la asignatura que nos interesa era: "Cómo momificar en tres sencillos pasos".

A día de hoy estos conocimientos, a falta de momias, se usan para mantener vivos a determinados animales, como la Duquesa de Alba. U otros.

Así que estos prototipos de peluqueras lo que hacían era lo siguiente: echar a las clientas tanta y tanta laca a las clientas que conseguían crear una especie de neblina en la sala...que a poco que sospechasen que empezaba a bajar su 'punto de nieve', renovaban con un bote nuevo. Alguna explicación tendría, pero con el colocón que llevaba, mi amigo no llegó a consultarlo.

Las señoras debían de estar inmunizadas, pero nuestro protagonista no. Ni de coña. Estaba medio mareado y con picor de ojos. Eso sí: se le estaba quedando un cútis como el culo de un bebé. Mejor: como el de Jennifer López.

(a ver si me acuerdo de borrar este comentario antes de colgar el blog definitivamente)

Porque le vieron mala cara, porque estaba ya sangrando por los ojos o porque le dieron por aprobada la asignatura de putear clientes, al final una chavala se apiada de él y lo coge.

Así que le corta el pelo sin, que yo sepa, cercenar nada.

Y después le hacen pasar a lavar el pelo. Una asignatura complicada, porque para aprobar tienen que ser capaces de en pocos segundos helarte con agua fría, quemarte con agua caliente, que te caiga agua por los ojos y que, de paso, te caiga una terrible gota por el cuello.

Creo que para conseguir esto tienen que ir a entrenar con el maestro japonés de Kill Bill. El que le faltaba un ojo por culpa de un temblor de manos de una peluquera, que esto lo dicen en la versión extendida. Lo juro por el niño Jesús.

Y ahora llega lo bueno.

La chica se esmera MUCHO tras el lavado, en lo único bueno que tienen las peluquerías modernas: el masaje. Mi amigo ve pasar su vida en diapositivas. Ve el cielo, el paraíso, levita sobre la silla y descubre nuevas sensaciones positivas que todo hombre o mujer debería experimentar alguna vez en su vida.

Y ya cuando este chico iba a ponerle su casa, el coche, sus riñones y la Playstation a nombre de la Peluquera, esta lo remata. Le susurra: "Esto, por hacerte esperar tanto rato".

O sea, que lo había hecho a idea. Por Dios.

Claro, que se me está ocurriendo que con la 'fumada' de laca que llevaba, igual el masaje se lo dio un sueco de 2 x 2 metros con los codos, en triquini. Ni se habría enterado. Váyase usted a saber. Que las drogas son mu malas, que lo dicen en la tele. Mira, sino, el nuevo marido de la de Duquesa. Que empezó con un porro y...

Y todo finalizó con una frase enigmática, que invita a pensar de todo. Que les quitará el sueño en esas noches frías de invierno:

'Son 9,95 €, por favor'

Terrible.










































2 comentarios:

  1. Bueno, el susodicho soy yo, y es todo verídico, diría que incluso se ha quedado corto, se te ha olvidado Luis, o quizá no te lo llegue a contar, porque la explicación fue via msn, esto es rizar el rizo, jeje nunca mejor dicho, que mientras esperaba y como hacia bastante frío, esto sucedió en agosto y en Malaga capital, unos 85 grados, me colocaron una especie de poncho de hule, con el que al menos el sudor no salpicaba, un despropósito vamos, perdí mas líquidos que el Alonso en sus carreras. Aun así muy buena la experiencia, jajaja y muy bueno el post Luis.

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  2. Mea culpa. Me centré en la politoxicomanía, que es como bricomanía pero viendo dragones verdes, y me dejé la sauna-para-uno que te proporcionaron gratuitamente ;)

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